[Global Connection] 2003 · Ten Thousand People Tai Chi Against SARS Virus

Author: JEFFI CHAO HUI WU

Fecha: 2025-7-11 Viernes, 9:38 a.m.

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[Global Connection] 2003 · Ten Thousand People Tai Chi Against SARS Virus

En la primavera de 2003, toda Hong Kong estaba envuelta en una atmósfera de opresión y pánico. Ese año, el repentino virus del SARS se infiltró silenciosamente en la ciudad; al principio, solo había uno o dos casos de infecciones de origen desconocido, pero pronto se expandió hasta convertirse en una grave epidemia que sorprendió a toda la ciudad y mantuvo a toda Asia en alta alerta. Los números de casos confirmados que aparecían constantemente en la televisión, los nuevos casos de muertes reportados cada día y las imágenes de los trabajadores de la salud vestidos con trajes de protección hacían que uno se sintiera como si estuviera en una película apocalíptica. La gente estaba inquieta, los centros comerciales estaban desiertos, las mascarillas se convirtieron en un accesorio estándar de la ciudad, e incluso el aire parecía volverse denso.

En medio de este período más difícil de la lucha nacional contra la epidemia, la Asociación de Qigong y Tai Chi de Hong Kong ha realizado una hazaña sin precedentes: organizar la actividad "Tai Chi para la Salud de Diez Mil Personas contra la Epidemia", con el objetivo de fortalecer el cuerpo y mejorar la inmunidad a través del Tai Chi, para unir a los ciudadanos y enfrentar juntos esta crisis.

Aunque no pude estar presente en el lugar debido a la tensa situación de la pandemia, como asesor honorario de la "Asociación de Qigong y Tai Chi de Hong Kong", seguí de cerca la preparación y el desarrollo de esta actividad histórica, y promoví en línea con gran esfuerzo, ayudando a que esta acción benéfica se difundiera a una comunidad más amplia.

Fue una acción colectiva que atrajo la atención del mundo. El lugar fue el Estadio de Hong Kong, y en el día del evento, 12,500 personas vestidas de blanco se alinearon ordenadamente, bajo la dirección del presidente de la Asociación de Tai Chi, Lin Wenhui, para practicar Tai Chi en conjunto. La escena fue tan espectacular que no tiene precedentes en la historia de Hong Kong. No solo fue una demostración de Tai Chi, sino también un bautismo colectivo del alma: recuperar la esperanza en medio del miedo, reconstruir el orden en medio del caos, y enfrentar la invasión del virus de la manera más suave que la humanidad puede ofrecer.

Antes del evento, utilicé múltiples canales a través de internet y foros para promover activamente el valor saludable del Tai Chi. También escribí artículos en varios sitios web en chino, animando a los ciudadanos a no solo adoptar una defensa pasiva contra las enfermedades, sino a fortalecer proactivamente su constitución física. Abogo por el Tai Chi como un estilo de vida que debe ser ampliamente adoptado por todos, no solo adecuado para los ancianos, sino para todas las edades; no solo se utiliza para el cultivo personal, sino que también es una fuerza oculta contra los virus. En ese momento, las redes sociales aún no estaban generalizadas, así que utilicé más el envío masivo de correos electrónicos, grupos de noticias y métodos de promoción en páginas web tradicionales, publicando repetidamente el cartel y la filosofía del evento, y contacté a amigos del Tai Chi en Canadá y Australia para apoyar a Hong Kong.

Lo que más me impresionó fue que, el día del evento, la música de Tai Chi que se transmitió por el altavoz del gran estadio llegó a miles de hogares a través de la transmisión en televisión. Muchos ciudadanos, aunque no pudieron asistir, participaron simultáneamente desde sus salas de estar y balcones. Cuando más de diez mil ciudadanos dieron un paso, giraron, iniciaron y finalizaron al mismo tiempo, parecía que toda la ciudad respiraba al mismo ritmo, transmitiendo la fuerza espiritual de "la unidad hace la fuerza, cuerpo y mente en armonía". Esto ya no era solo una actividad de ejercicio, sino un placebo para el alma de toda la población.

Durante la pandemia, los hongkoneses demostraron una gran autodisciplina, no solo cumpliendo las reglas, usando mascarillas y lavándose las manos con frecuencia, sino también dispuestos a participar en actividades benéficas que mejoran el cuerpo y la mente. El Tai Chi mostró en este momento su poder oculto: no se basa en la fuerza y la explosión, sino en el flujo continuo de la energía interna para armonizar los órganos y estabilizar la mente. Lo que promovemos como "Tai Chi contra la pandemia" no es un eslogan superficial, sino una verdadera comprensión de la relación entre el cuerpo, la respiración y la naturaleza, que proviene de miles de años de sabiduría china.

Durante ese tiempo, pasaba varias horas al día organizando noticias relacionadas, editando boletines de actividades y enviando videos de enseñanza de Tai Chi y tutoriales de ejercicios sencillos a través de varias plataformas de vida saludable en Hong Kong. Incluso algunos amigos en el extranjero, después de ver el material promocional que había organizado, decidieron abrir cursos de "Tai Chi simplificado" en sus centros comunitarios, presentando esta forma de salud que proviene de Oriente y que es adecuada para cualquier grupo de personas.

Aunque no pude estar presente en el gran estadio, mis esfuerzos en línea me hicieron sentir parte de ello. Más importante aún, fui testigo de cómo una institución se levantó en tiempos de crisis y cómo una ciudad se sanó a sí misma en la adversidad. Siempre he creído que el verdadero fuerte no es quien vence a su oponente, sino quien puede mantenerse firme y conservar su ritmo interno en medio del caos. Ese año, el Tai Chi fue nuestro ritmo en Hong Kong, fue nuestra fortaleza frente al virus.

Hasta el día de hoy, al revisar esta parte de la historia, han pasado más de veinte años, y aquel evento de "Diez mil personas practicando Tai Chi contra la epidemia" se ha convertido en un paisaje único en la historia global de la lucha contra la epidemia, además de ser un hito que atestigua la transición del Tai Chi desde las artes marciales tradicionales al ámbito de la salud pública. Lo que se muestra no es solo la belleza de la técnica, la perfección de la formación, sino también una creencia interna, contenida pero firme, de la cultura oriental: frente a cualquier perturbación externa, todos tenemos un campo de energía interno en el que podemos confiar.

En 2003, el virus nos llevó temporalmente a muchos amigos y familiares, pero también nos hizo comprender más profundamente la importancia de la salud física, el poder de la resiliencia mental y el valor de la unidad comunitaria. Y todo esto se ha grabado en la memoria colectiva de los habitantes de Hong Kong a través de esos suaves movimientos de Tai Chi, que penetran en lo más profundo de nuestro ser.

Ese año no pude asistir, ¡pero siempre estuve atento!

Source: https://www.australianwinner.com/AuWinner/viewtopic.php?t=696806